Cuando se habla de cuerpo la mayoría de las veces se reduce la comprensión al campo de la medicina, particularmente a la anatomía (estructura) y a la fisiología (funcionamiento). Estas ramas parten de explicaciones biológicas sobre el origen, la maduración y el desarrollo del organismo, como puede ser desde lo microscópico como las células o los tejidos que configuran el cuerpo, hasta los aparatos y sistemas que lo componen, como el digestivo o el muscular y sus órganos como el estómago, el corazón o la piel. 

Sin embargo, para el psicoanálisis (teoría y método terapéutico para comprender el aparato psíquico y el inconsciente), la comprensión de aquello que llamamos "cuerpo" es aún más compleja y elaborada, pues si bien considera al organismo de la medicina y la biología, plantea que el cuerpo se construye en la relación con el Otro. Fundamentalmente, con las figuras parentales y en primer instancia, con la madre. A partir de las primeras inscripciones y transmisiones como sucede con el nombre asignado y el sexo esperado. 

De tal manera que es a partir de los momentos más tempranos de la vida de un organismo (infancia) que se va construyendo el cuerpo de un sujeto. A través de las caricias y los abrazos recibidos, de la manera en que se es cargado y sostenido cuando las tensiones corporales aparecen, o se es acurrucado y acobijado por la figura materna a la hora de dormir, etcétera. Así como por las palabras que se le dicen al infante cargadas de afectos amorosos, la mirada que se devuelve y los gestos que surgen en la interacción entre madre-hijo(a) y que dan sentido al conjunto de órganos nacidos. Además, el cuerpo es investido por deseos, ideales, exigencias, vivencias y placeres que van dejando marcas, haciendo inscripciones y registrándose en el cuerpo, integrando un organismo fragmentado y parcializado, en una unidad, en la configuración de un aparato mental, en el Yo de un nuevo sujeto, en la imagen de un cuerpo.

La imagen del cuerpo entonces corresponde a una configuración mental que tiene el papel de estructurar y organizar el cuerpo. En un cuerpo humano. Para que ese cuerpo no solo sea una serie de órganos, sistemas y aparatos con funciones bioquímicas que determinaran el desarrollo de capacidades físicas, sino para que se complejice en una unidad, una integración, en un recinto y límite, en un contenedor que será sentido, vivido, investido, hablado y por supuesto, habitado por un sujeto. Que será cuidado, alimentado, abrazado, consolado, atendido, protegido, conservado, disfrutado, nutrido y amado, o maltratado, envenenado, violentado, abusado, lesionado e incluso, llevado al límite, es decir, impulsado a la vida o a la muerte por sí mismo.

En este sentido el cuerpo ocupa un lugar distinto, como un espacio que fue construido a través de los vínculos en el que pudieron haber quedado marcas y huellas de amor, bondad y deseo, esencialmente de vida, pero también, de rechazo, desamor y odio, que remite a la muerte. Cuerpo que cuando se es adulto, trae una historia, que sintomatiza las vivencias como cuando se repite los abandonos sufridos por una madre o un padre que no cuidaba ni siquiera en las necesidades básicas o de conservación. Como sucede con la falta de una alimentación o la procuración del aseo y la higiene, y que en la vida adulta puede ser reflejada con la manera de comer poco saludable o una falta de autocuidado. Esto, además, de recordar los abandonos sufridos, termina en enfermedad y dolor.

Pensando en el sobrepeso y la obesidad, me parece importante reflexionar qué sucederá con la construcción de la imagen del cuerpo cuando un sujeto se ve enfrentado a estas. ¿Cuál es tu historia de vida que te llevó a que desarrollaras ese malestar? ¿Qué te dice tu cuerpo con tan importante padecimiento que deriva en dolor físico y emocional? ¿De qué manera te estarás vinculando contigo mismo que con tus acciones y decisiones te encuentras frente a una enfermedad que imposibilita tu vivir? ¿Cómo estarás habitando(te) tu cuerpo y desde que formas lo estarás construyendo?

Las preguntas podrían ser muchas al igual que las respuestas y es a partir del proceso psicoterapéutico en VIME que las posibilidades de comprender(te) pueden surgir. No solo para que tu cuerpo sea el más delgado, tu peso el más ligero o tu aspecto el más ideal, o para que tus padecimientos físicos mejoren, tus estados bioquímicos se restablezcan o prevengas enfermedades metabólicas y físicas (lo cual es de vital importancia), sino para que también te relaciones de una manera más armoniosa contigo mismo(a), para que te percibas de una manera más auténtica y real, para que tu vida sea más placentera, la experiencia de tu ser más integrada y te puedas apropiar un poco más de tu historia, tu existencia y tu cuerpo.