El autoengaño en el tratamiento
12 mayo, 2023 por
El autoengaño en el tratamiento
Redacción VIME
¿Cuántas veces nos han dicho “no se dicen mentiras”? Pero, ¿qué se entiende por mentir? ¿Existe la mentira hacia uno/a mismo/a? A esto último se le denomina autoengaño. Se trata de una de las grandes trampas de la mente. El autoengaño se da en aquellas situaciones en las que nos convencemos a nosotros/as mismos/as de una realidad que es falsa, pero lo hacemos de manera inconsciente. La diferencia entre mentira y autoengaño se encuentra en que en la mentira la persona es consciente de que no está diciendo la verdad. Mientras que en el autoengaño se acepta como una realidad que es falsa sin ser consciente de ello.

Los mecanismos del autoengaño desempeñan un papel importante en el mantenimiento de nuestro equilibrio fisiológico, psicológico y relacional. Quien se autoengaña no se da cuenta de lo que está haciendo, o al menos no se da cuenta siempre, y ahí precisamente radica el poder del autoengaño. Mientras no nos damos cuenta, éste despliega su poder silencioso.

El autoengaño surge ante la incapacidad de poder reconocer y/o manejar ciertos aspectos que nos resultan desagradables, como puede ser darnos cuenta de que tenemos un problema que necesita de ayuda profesional, que hemos hecho algo que no es del todo adecuado o que tenemos que tomar una decisión difícil y que por tanto evitamos, convenciéndonos de que no es tan necesario dicho cambio. Todos y todas, en mayor o menor medida, nos hemos autoengañado alguna vez y no tiene por qué ser algo negativo. El problema viene cuando el autoengaño se convierte en la principal estrategia de afrontamiento y resolución de problemas, lo cual nos impediría poder evolucionar y conseguir lo que realmente necesitamos.

El autoengaño que pudiéramos contemplar como funcional, al menos al iniciar el tratamiento, es el que se puede denominar como “valorar para creer” que se caracteriza por el convencimiento de que si algo cuesta mucho dinero, tiempo o esfuerzo le otorgamos más valor que aquello por lo que no hemos pagado un precio tan alto. De ahí, por ejemplo, que valoremos más la pertenencia a un grupo al que nos ha costado entrar que otro al que no.

En situaciones en las que la persona se tiene que esforzar mucho para alcanzar una meta, en este caso los objetivos particulares en torno a una pérdida de peso, tanto si la meta le es atractiva como si no, la atención se dirige de manera selectiva a todo lo que le confirma que el objetivo es valioso. Se termina creyendo que la meta es valiosa para justificar la inversión realizada. Lo cual nos permite no solamente posicionarnos desde un avance ya consolidado hacia la meta, sino desde la comprobación de que lo que falta no es motivación, sino que va una problemática más allá, que hizo posible el autoengaño en primer lugar.

Otra forma de autoengaño se observa en situaciones en las que la persona se miente para responsabilizar de su situación a un agente externo y compadecerse de sí misma. Algunos ejemplos de autoengaño consolatorio serían pensar que se tiene una condición porque “mi madre me transmitió la predisposición al sobrepeso”. Se trata pues de pensamientos que la persona exterioriza con frecuencia para encontrar consuelo.

Así, el autoengaño de consuelo otorga una protección a la autoestima y al ego. Nos hace creer que nada de lo que ocurre es nuestra responsabilidad y que somos víctimas de la situación. Por una parte, esto es positivo, ya que en la mayoría de las situaciones no somos 100% responsables de las circunstancias que tenemos. Pero, por otra parte, recurrir a causas del pasado y factores externos a nosotros/as nos inmoviliza ante el cambio.

El autoengaño en el tratamiento
Redacción VIME 12 mayo, 2023
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