Como ya lo saben, estamos a nada de pasar las fechas decembrinas y en enero estamos próximos a la llegada de los Reyes Magos. Esto me hizo reflexionar sobre dicha tradición que se lleva a cabo en varias familias, por eso mismo me gustaría compartírtela.

Para muchas familias, la tradición de los tres Reyes Magos está matizada de diversos aspectos. En cada familia se observan creencias, rituales, valores, parte de cierta educación, etcétera, siendo una costumbre social muy diferente entre cada una de las dinámicas familiares. Sin embargo, me gustaría abordar lo que llegan a vivenciar algunos de los niños por esta llegada.

Si hiciéramos una retrospectiva de cuando éramos aquellos niños ilusionados por la espera de los regalos, no teníamos la certeza de si llegarían o no nuestros deseos solicitados. No sabíamos con seguridad si estarían por ahí. Aún así, nos levantábamos de la cama con tanta energía y felicidad por dar cuenta de aquellas sorpresas encontradas debajo del árbol de navidad. Cada niño fue construyendo y desarrollando en su propia subjetividad la emoción y la ilusión para aquel día.

Analizando el concepto de la ilusión, el psicoanalista Winnicott nos propone que ésta presenta una connotación saludable y positiva para el ser humano debido a que la capacidad de formar ilusiones nos proporciona una experiencia vital y gratificante. Inviste de significado diversos ámbitos de nuestra vida y lo que sucede en ella misma, asimismo crea fantasías y propicia que exista para el individuo una solución más saludable y adaptativa ante la desilusión y la decepción.  

Adentrándonos al tema que quiero compartir con ustedes, es el hecho de recordar, repetir y reelaborar aquella ilusión que poseíamos como niños al ver nuestros deseos cumplidos. Aunque (quizá) no fueran los regalos solicitados de ésa carta hacia los Reyes Magos, podíamos deleitarnos y tener un verdadero disfrute por las sorpresas obtenidas en aquel día. Hoy ya no somos más esos niños en espera de la magia y el punto crucial es: ¿ahora quién me dará esa magia?

Nos hemos olvidado que por generaciones existieron aquellas figuras que decidieron ocupar la posición de “ser” los tres Reyes Magos, o inclusive Santa Claus. Ahora sería el momento adecuado de poder reelaborar esa posición de ser Rey Mago, ya que cada uno de nosotros puede desarrollar esa capacidad para recuperar la ilusión de nuestros objetivos. Y si puntualizamos, literalmente en recuperar nuestra ilusión por llegar a nuestro peso saludable. Ya que al parecer cuando el paciente llega a su valoración tiene la motivación, el empuje y la ilusión necesaria para despegar y emprender su tratamiento, pero conforme pasa el tiempo se empieza a desilusionar, haciendo lo mínimo necesario por darle continuidad.  

El que podamos ilusionarnos termina siendo un proceso evolutivo y ontológico. No podemos dejar de ver que la ilusión siempre va ligada con la desilusión, pues ambas ponen de manifiesto el sentido de realidad. Por eso es importante saber que entramos en ciclos de ilusión-desilusión-realidad-solución. Al tomar consciencia de dichos ciclos podemos retomar y reconstruir dicha ilusión tomando recursos y elementos nuevos que logren promover un resultado más realista, adaptado más a mis propias necesidades y desarrollando un verdadero compromiso con la magia que quiero crear para mi propia vida.

Así que cuéntame… ¿Estás listo para ser tu Rey Mago?